Carlo Plata-Pena


Sección dedicada a Carlo Plata-Pena




DIANE ARBUS: EL RETRATO DE LO GROTESCO.


Le invito querido lector a rememorar una de las imágenes más icónicas del cine de terror: un niño se encuentra pedaleando su triciclo rojo en un largo pasillo alfombrado, en ese momento se encuentra frente a frente con una escena perturbadora: dos niñas gemelas tomadas de la mano; no parece muy terrorífico, sin embargo hay algo en escalofriante en ellas, tal vez sus ojos o aquella mirada penetrante o quizá su piel pálida.
Aquellos que reconocieron la escena de El Resplandor del Stanley Kubrick, saben que la siguiente escena es un flash del triste destino de esas dos niñas: sus cuerpos ensangrentados en el piso; lo que quizá no sepan, es que una fotografía fue la fuente de inspiración:
Ahora, trate de imaginar el extremo opuesto de aquella estremecedora escena:
Imagine a una chica mimada de Nueva York, que aún durante la gran depresión, mientras el 80% de la población Estadounidense pasaba penurias y hacía largas colas para recibir un poco de alimento, ella tuvo el privilegio de vivir en un lujoso departamento en la quinta avenida. Una chica, cuya expectativa de vida no era más que la de ser la hija de sus padres, la esposa de su esposo y la madre de sus hijos, un anexo de alguien más, el complemento sumiso y complaciente de una realidad que no era la suya; sus aspiraciones le eran ajenas.
Se casó muy joven y adoptó la profesión de su marido que era fotógrafo, así que se convirtió en su asistente y ama de casa. En este punto me permito especular respecto a las motivaciones que la llevaron a hacer un cambio en su vida; ella era propensa a caer en depresiones, me gustaría pensar que no le bastaba su vida quieta, y quiso tener un propósito que diera otra estatura a sus días, quiero pensar que comenzó a sentir que tenía que ser fiel a si misma, que debía plasmar su mirada y su ser interior lleno de represiones, a una expresión sarcástica, irónica de los monstruos interiores y así sólo así mirarlos de frente.
Me gustaría pensar que ella se planteó una y otra vez el ceder su libertad como mujer a cambio de su libertad como fotógrafa y en un acto de valentía se decidió a mirar de frente a aquellos a quienes la sociedad les desviaba la mirada: Los marginados.
Diane salía al encuentro de lo bizarro. En callejones y clubes de mala muerte, entablaba charla con prostitutas, travestís, enanos, deformes, discapacitados, personajes grotescos; les explicaba su visión del mundo y luego los convencía en dejarse retratar. Sus modelos miraban siempre, en forma directa a la cámara, ella los iluminaba siempre con un flash o algún tipo de iluminación directa y aquello que en la oscuridad simula normalidad, al contacto con la luz horroriza; su intención era producir en el espectador estupor e introspección.
Así que, en el esplendor de sus imperfecciones, acentuadas por el flash que destaca ángulos, esquinas y recodos, no solamente afloran en su máxima expresión aquellos engendros, si no nuestra percepción acerca de ellos; la fotografía no sólo materializa la imagen cruda de aquellos cuerpos, más bien crudamente nos hace enfrentarnos a aquellos seres arrogantes que, con la frente en alto, con la sonrisa amplia y cuestionando el valor de lo bello, de lo permisible, del morbo en si mismo; nos convierte a nosotros en freaks, en miembros del circo del status quo.
                                                                                           "Young man in curlers at home" 1966

 "Untitled" 1970



“Tatooed man at a carnival” 1970

Hermaphrodite and a dog in a carnival trailer” 1970.

Es posible que muchos de nosotros vivamos siempre encerrados en un mismo mundo prefabricado, en el que no existe más que lo que nuestra cotidianeidad y rutina nos permite; hay gente que se conforma con eso, Arbus no. Ella cambió drásticamente el sentido de lo permisible en cuestión de “lo que es fotografiable”, amplió el alcance de lo que resultaba un tema aceptable y exploró, de forma deliberada, la ambigüedad visual de las personas que ocupaban un lugar preponderante dentro de la comunidad, así como también de los parias de la sociedad.
Los temas recurrentes de su obra: los papeles sexuales y la irrevocable soledad de los seres humanos,  parecen expresar la rebeldía, la alienación y la desilusión inherente al ser humano; aquello que debe ser escondido, que es tabú. En sus palabras se expresa: “Quiero fotografiar lo que es maligno".
Su obra se enriquece con fotos de asilos psiquiátricos, nudistas, albinos, fenómenos de circo, discapacitados, todos los dejados de lado por el sueño americano. Para retratar nudistas tuvo que visitar algunos campamentos que fueron un experimento de liberación sexual novedoso en aquellos años. Ella cuenta más o menos así esta experiencia:
“Los campamentos nudistas eran un asunto nuevo para mí. He ido a tres de ellos en espacio de años. La primera vez fue en 1963. Me quedé una semana entera y eso realmente me estremeció. Era el campamento más grande y por esa razón, por alguna razón, era también el más patético. Realmente estaba cayéndose en pedazos. El lugar era mohoso y el césped no estaba creciendo. Siempre había querido ir pero mi ansiedad no me permitió atreverme.
Recuerdo que para llegar al sitio me fue complicado. El director me encontró en la estación del autobús, porque yo no tenía un automóvil. Así que entré en su automóvil y recuerdo que estaba muy nerviosa. Él dijo: ‘Espero logre comprender que usted ha venido a un campamento nudista’. Le aseguré que lo entendía perfectamente. Así que nosotros estábamos allí de mutuo acuerdo. Y entonces él me dio este discurso: ‘Usted encontrará que el tono moral aquí es más alto que el existente en el mundo externo. La razón para esto tenía que ver con el hecho de que el cuerpo humano realmente no es tan bonito y cuando usted lo mira el misterio se lleva en el interior’. Realmente todo aquello me produjo asombro. Recuerdo que el primer hombre desnudo que observé estaba cortando el césped tan tranquilo”.

               “Retired man and his wife at home in a nudist camp”, 1963     

“A husband and wife in the woods at a nudist camp" 1963


Decidió actuar en la vida sin reglas sociales, morales o artísticas; evidenciaba la máscara que la multitud se ponía para simular ser lo que no era, intentaba por todos los medios que sus retratados se despojaran de ella, quería mostrarlos tal cual. Esto le produjo cierta incomprensión de su obra, Diane trató de mostrar una realidad que a ella en su infancia le quisieron ocultar. Diane escribió alguna vez: “la honda y egoísta indecisión de la mujer que cierra los ojos a todo”.
Una precursora en retratar la humanidad tal como es y no cómo quisiéramos que fuera, al querer mostrar esos personajes que siempre son apartados de la vista en la sociedad que vivimos, al igual que apartamos nuestros miedos y nuestros deseos más ocultos, atacaba de lleno el pudor hipócrita de una sociedad que se maquilla con un bienestar que no está al alcance de todos, dignifica lo marginal al sacarlo a la luz del día. Los conceptos de belleza han de tener miras más amplias y es precisamente lo que lo que ella consigue hacer: trascender de una simple asistente al servicio de la familia americana y las modas, a convertirse ella misma en un monstruo de la fotografía.
La idea de horrorizar con sus fotografías no estaba ligada en lo absoluto con creer que sus modelos fueran quimeras, más bien, por considerar un horror que el mundo no viera a la totalidad de las personas. ¿Quienes son los engendros? Aquellos que fueron retratados por ella seguramente verían a la sociedad entera que los discriminaba como una gran monstruo que los abatía y porque todavía tienen la desvergüenza de sostener que dios creó el mismo tipo de mundo para todo ser viviente.
“Mexican Dwarf in his hotel room” 1970

“Masked woman in wheelchair" 1970

  
Nunca observaba a los seres extraordinarios con una mirada morbosa, ella misma se consideraba un monstruo, un ser marginal, una extraña en su propia vida; ella también, a su manera era una marginada, ella tampoco era normal para su época, iba a la incansable búsqueda de seres que eran por fuera como ella misma se veía por dentro.
En julio de 1971, Diane apareció muerta en su apartamento. Se había cortado las venas e ingerido barbitúricos. Tenía 48 años y había experimentado desórdenes emocionales y episodios depresivos durante toda su vida. Acaso la constatación de que padecemos la carencia de ser en el otro contribuyó a que Arbus decidiera abandonar la búsqueda de aquellos monstruos que bien nos complementan.
“A naked man being a woman” 1968 


                    


“Woman with a veil of Fifth Avenue” 1968

A día de hoy la fotografía de Diane Arbus sigue perturbando, porque estremece introspectivamente. Nos hace situarnos ante el espejo de las deformaciones del ser humano. Quizá lo que en un momento causaba rechazo, ahora nos conmueve y lo vemos de manera distinta con el paso del tiempo. Pero su fotografía está ahí, más actual que nunca, porque al fin y al cabo, nadie es perfecto.
“La mayoría de la gente se pasa su vida temiendo pasar por una experiencia traumática. Los Freaks nacieron con sus traumas. Ellos ya han pasado su prueba. Son aristócratas.” Diane Arbus.

Carlo Plata-Pena.
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GUSTAVE COURBET, EL HOMBRE QUE NO PINTABA
ÁNGELES.




El Salón de París, la exposición de arte más importante de Europa del siglo XIX, lugar donde despegaban carreras de jóvenes talentos, o por el contrario eran masacrados por la crítica. En el salón de París eran aclamadas obras que evocaban hazañas épicas y escenas mitológicas, los jurados, cada vez más conservadores y académicos sólo aceptaban obras que se ajustaban a los estándares de una belleza clásica. Durante al menos 200 años, la exposición en el Salón de París era esencial para cualquier artista que pretendiera triunfar.

Alexandré Cabanel, era el hijo pródigo del Salón de París, académico y conservador representaba el desnudo como ningún otro: formas redondeadas y etéreas, piel blanca como alabastro, pezones sonrosados casi como ruborizados por estar expuestos ante la mirada ávida del público, el vientre terso y sin marcas; la Venus deja su cuerpo al descubierto, sin embargo, cubre su rostro con su mano en un gesto de pudoroso recato; sus cabellos largos y rubios cómo su único atuendo, enmarcan tanto su cara como su cuerpo; sin embargo no hay signos de vello que se asome por alguna parte pudenda. De su cuerpo emerge una luminosidad diáfana que le otorga ese toque incorpóreo y sublime que además pone de manifiesto la gran calidad técnica del artista. El complemento perfecto de esta composición es el cortejo de ángeles que en poses manieristas, acompañan gozosos, el nacimiento de esta diosa griega.
Esta obra llamada “El nacimiento de Venus”, expuesta y aclamada por la academia fue adquirida inmediatamente por el emperador Napoleón III. La exposición en el Salón era un símbolo del favor de la aristocracia.
Pero este post no se trata ni de los cánones establecidos, ni de Cabanel, ni de Napoleón; al que Jacques-Louis Davis en busca del favor imperial, le representó cruzando los Alpes en un brioso corcel blanco, cuando en realidad iba montado sobre un vulgar asno.

Esos eran los paradigmas del siglo XIX: un idealismo que no buscaba su expresión en una belleza real, si no el adorno de un mismo patrón repetido y constante imitación de la antigüedad greco-romana; con temas establecidos, totalmente alejados de la realidad de la época.
Hasta que llegó Gustave Courbet con su insolencia, con su irreverencia: El no pintaba Venus de piel impoluta y carnes firmes, el pintaba prostitutas en un río, granjeros en su carreta, entierros y escenas de la vida diaria.
Por su pintura “Entierro en Ornans” los burgueses se encontraban escandalizados: de 3 metros de alto por 6 y medio metros de ancho; un formato grande que era usualmente destinado para obras religiosas, históricas o mitológicas, Courbet lo usó para una representación de un tema cotidiano: un entierro en el que conviven burgueses y campesinos, con un tratamiento sobrio y sencillo hicieron de ella una pintura revolucionaria: se había dado el tratamiento, en formato y estilo, de una pintura de magnitudes épicas a lo que no era sino un episodio banal, un entierro de pueblo.
El atreverse a cuestionar la jerarquía de los géneros, sorprendió a los críticos; para la mayoría de ellos la pintura de Courbet fue considerada como un arte socialista. Las reacciones fueron violentas: ¿Cómo es posible pintar gente tan horrible? Otros dijeron: ¡Oh, que gente más fea!... al menos tendrían que tener el derecho de no ser pintados!. Según un miembro de la academia: esto ya no es una fiesta para los ojos, sino que es el entierro del romanticismo.

Si bien con esta pintura el romanticismo moría, esta obra marcó el nacimiento del realismo.
Alejado de las convenciones sociales y los paradigmas de lo que debe ser bello, Courbet se dedica a plasmar la realidad y la honestidad de las texturas en formas más carnales, como en “La fuente”. Esta Venus del vulgo se baña en los ríos que rodean París, no se encuentra rodeada de nubes ni de espuma de mar, en sus piernas regordetas se pueden ver las marcas de celulitis y su cuerpo deformado por represores corsés de la época, se notan las rusticidades de su cuerpo; en resumen: una mujer real de la época, de pies toscos, de mejillas coloradas, de cabellos oscuros, de carnes imperfectas, pero real a fin de cuentas, como tantas parisinas que uno podía toparse en las esquinas de tabernas o en el puente de pont-neuf.

El realismo combativo es patente en sus desnudos femeninos, donde evita las texturas nacaradas e irreales tomadas de la pintura neoclásica. No omite aspectos desagradables de la realidad, incluso el vello corporal inquietantemente ausente en los desnudos académicos, aparece en una de las pinturas más escandalosas de todos los tiempos: El origen del mundo.

A partir de mediados del siglo XIX, el arte deja de expresar un único espíritu de época, una unidad cultural; comienza a ser un medio para expresar el sentir individual del artista. En este proceso, el arte deja de ser exclusivamente un objeto de consumo de las clases privilegiadas y se constituye como una manifestación cultural más, para salir de los ámbitos aristocráticos y ser accesible a un público más amplio.
El arte, muchas veces es conceptualizado como un montón de obras incomprensibles de trazos que bien podrían se realizados por un párvulo, y a los que gustan de arte, como un grupo emperifollado de burgueses con monóculos que se la pasan ruidosamente sorbiendo té.
El arte, según mi forma de ver, es un desmembramiento de paradigmas, es la ruptura de ciclos que se suceden unos a otros y el establecimiento de nuevas ideas, propuestas y revoluciones, el arte es el escándalo que horroriza a la sociedad y abre nuevos parámetros. Hoy, los ganadores de los premios de esos salones han sido olvidados y, en cambio, aquellos artistas rechazados por el Salón, fueron los verdaderos renovadores.
En este caso, a nadie se le ocurrió que se podía pintar lo que si existe…Cuando le preguntaron a Gustave Courbet porque no pintaba ángeles, el respondió: porque nunca he visto a uno.

Carlo Plata-Pena.
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EL TRIUNFO DE BRUEGHEL


Hace más de 10 años ví en una revista una imagen que me quitó el aliento, esqueletos armados con guadañas, un ejército persiguiendo a la humanidad, las personas desesperadas corren sin salvación posible, encontrándose sólo ante la inminente muerte.



Caos, desolación al fondo del cuadro, naufragios, suplicios en la rueda, osamentas vivientes y sus esqueléticos perros cazando, pescando, aterrorizando y burlándose incluso de la humanidad.



De un tiempo para acá inicié su búsqueda, en la tienda de regalos del Palacio de las Bellas Artes, también donde venden litografías en el pasaje de catedral, incluso le pregunté al sabio Sr. Google sin obtener un resultado en concreto.



La búsqueda fue difícil puesto que sólo tenía la imagen en la cabeza y ningún dato, ni su nombre, ni el autor, ni el año, ¡nada!, ingresaba en el buscador: plaga, peste, muerte…hasta que finalmente, la bendita Wikipedia arrojó luz sobre esta cabeza tan desnuda de noticias, el título no podía ser otro: El triunfo de la muerte, el autor: Pieter Brueghel, el viejo.



Autor de La Torre de Babel, Proverbios Flamencos y con una gran influencia de El Bosco; Brueghel abarca en una gran extensión de lienzo, detalles que nos invitan a desentrañar en pequeños fragmentos, y así poder disfrutar del todo.


En el Medievo, la muerte, el terror por excelencia, se viste y sale a las calles, incluso habla con quienes se cruzan en su camino. La muerte se personifica, se disfraza para parecerse a los mortales, y engañándolos, les muestra de pronto los horrores de la putrefacción de la carne. Todos se hacen iguales ante su baile, ante su carcajada escandalosa.



Y aquí nos tiene, petrificados ante su presencia, sólo pudiendo abarcar con la vista el caos que produce… excepto por los amantes que ajenos a todo, sólo tienen ojos para ellos…mientras un esqueleto los acompaña tras de ellos con un instrumento musical, el viejo Brueghel sabía de comedia.



Para finalizar, los invito a disfrutar y paladear detalle a detalle esta impactante, estimulante, cimbrante, sobrecogedora, estremecedora, vibrante, excitante y apasionante pintura, traten de descubrir estos elementos en la pintura, les ayudará a apreciarla todavía más:



  1. Reloj de sol con un esqueleto señalando la hora del fin.
  2. Una persona desnuda es perseguida por un esqueleto con lanza y dos perros famélicos.
  3. Pequeña columna con calavera sobre el capitel.
  4. Gran pez pudriéndose.
  5. Hombre flotando con el vientre inflamado por ahogamiento
  6. Hombre escondido en un árbol atravesado por una saeta.
  7. Esqueleto despeñando a un individuo.
  8. Camarero esqueleto llevando una bandeja con un manjar...¡ una calavera!
  9. Persona con piedra de molino al cuello es arrojada al agua.
  10. Esqueleto con máscara vuelca una bañera con cantimploras de metal derramando el líquido.
  11. Unos perros devoran el cadáver en descomposición de un caballo.
  12. Un esqueleto sobre un caballo con una lámpara y una campana en su mano anunciando su llegada.
  13. Un rey abatido por un esqueleto que le muestra un reloj y sus riquezas acumuladas sólo para el disfrute de la muerte.
  14. Desentierro de ataúdes.
  15. Esqueleto tocando tambores sobre un gran ataúd donde va a parar toda la humanidad.

No importan las riquezas, no importa la comida, no importa la bebida, no importa si eres rey o bufón, no importa donde te escondas, al final todos tenemos el mismo inminente fin, y tal como Brueghel lo plasmó, quizá momentáneamente aplazado por ese sentimiento que llamamos amor.


   
Carlo Plata-Pena.
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CHAMACO FEITO 



Siempre me ha parecido interesante lo que se considera bello, con esto no pretendo realizar un ensayo ontológico acerca de la estética, si no más bien  apreciaciones acerca de mí experiencia personal.

De niño nunca fui muy agraciado, nací rojo, hinchado y con poco pelo, conforme fui creciendo era un niño regular, con rizos rubios y mejillas regordetas… pero algo pasó en el transcurso de los años.

Al llegar a tercero de primaria, mi cabello ya tenía un color obscuro y una actitud rebelde, mis dientes de leche ya se habían caído y dieron lugar a unos dientes bastante grandes para mi fisionomía, la miopía comenzó a aparecer y mi afición a la comida hizo estragos en mi redondeado cuerpecillo.

Así es, me confieso, era un niño dientón, miope y despeinado... y para acabarla de amolar gordo. Como imaginarán no era el chico más popular de la escuela, por fortuna era uno de los inteligentes del salón y eso me daba ese aire intelectual tipo Monsivais.

También sufrí burlas, soy una víctima del bullying, aunque en ese tiempo o no se llamaba así, era simple y llano: “sermolestadoporqueunoesraro”, así que mis compañeros me molestaban por mis lentes de pasta gruesa (en realidad era un hipster, pero nadie lo sabía), por mis brackets, porque escuchaba música rara y por mi barriga y pechos de gordito. Tenía pocos amigos.

Una vez que comencé a usar lentes de contacto y mis ojos tapatíos pudieron resaltar, los brackets fueron removidos para dar pie a una amplia sonrisa y ya no estaba tan esponjoso… y mi vida comenzó a cambiar, la gente comenzaba a mostrarse amigable conmigo, las niñas ya no me miraban con espanto. Poco a poco y en el transcurso del tiempo mi aspecto físico fue mejorando o a veces empeorando, he tendido regresiones y vuelvo a veces al look de niño gordo y en esto radica mi sorpresa: La gente SI te trata como te ve.

En este sentido, no me refiero a llegar al restaurante fino con pijama puesta, al final lo que te pongas encima resulta ser oropel vacuo y en el fondo siempre seré el chamaco feíto y dientón.  Pero puedo llegar con la misma dependienta enfundado en mi pants más descolorido, acabado de bañar, usando antojos y mis retenedores…. Y horas después llegar totalmente acicalado y el trato es diametralmente distinto.

Señora, no vengo a ligar, sólo vengo por un cuarto de jamón…
  

Carlo Plata-Pena.
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8 comentarios:

  1. "Quien le tiene miedo a la muerte, le tiene miedo a la vida", como dices es algo inevitable y un proceso por el cual pasaremos y llegaremos todos, me parece excelente el detalle del rey con la hora, que se da cuenta que ni la riqueza o el poder lo podrán salvar.

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  2. Muerte todos los que estuvieron, estamos y estaran, la compartimos, es algo que todos tenemos en común, tan desconocida y temida por la misma razón.

    Pero a lo mejor esa temporalidad hace que este viaje llamado vida sea tan intenso y disfrutable.

    Y en palabras de Marcus Aurelius y Maximus Decimus Meridius (Gladiator): "Death smiles at us all. All a man can do is smile back."

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  3. Impactante..! deacuerdisimo con Zaratustra! el detalle del rey.. pff!! que profundo.

    La verdad no soy muy fan de este tipo de sensaciones tan enigmaticas y terribles, pero como dice Mr Come, es algo que todos viviremos, la muerte, y entender o mas bien satisfacer la existencia para que cuando el momento llegue nos logremos ir en paz y con la mente bien tranquila en todos los aspectos.

    Muy bueno.! Saludos

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  4. Para aquellos que preguntaron que como soy, le diré que cuando me acicalo, me veo más o menos así: http://blog.prohairandmore.com/wp-content/uploads/2010/10/David-Gandy1.jpg

    Y cuando no me acicalo... bueno el de la foto del post es muy buena referencia.

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  5. Carlo gracias por responder la duda de nuestras lectoras, pero tengo una duda eres un hombre que actuas normal o tus actitudes son de galan o cuasi sex symbol??? Como te comportas??? Algun consejo que puedas darnos???

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  6. Sr. Mr. Come, dudo que esas lectoras existan, no veo comentarios acerca de ellas... seguro que el que se interesa no es ud?

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  7. Para no dejar la duda abierta, quiero aclarar que no me arremango para mostrar mis biceps, ni me paro en un pilar con un pie cruzado y una mano en la cabeza. Actúo como cualquier mortal: me saco los mocos mientras conduzco (no se hagan puritanos, todos lo hacen), me rasco las bolas al despertar; pero eso si, soy cortés con mis semejantes, en especial con los ancianos y los niños.

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  8. Pues es que uno debe de reconocer la belleza mi estimado Carlo, tanto yo como nuestras queridas lectoras tenemos dudas, no se ve un sex symbol todos los dias

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